Artículo aparecido en Ahora Salud y Bienestar
No somos conscientes de la importancia de la palabra. Simplemente el hecho de verbalizar algo, hace que creemos una realidad.
Partimos de la base que una conversación con nuestros hijos es un arma muy afilada.Cuando nos comunicamos como padres, nuestra intención es educar y generalmente ponemos el foco en el mensaje que queremos dar. Sin embargo, ¿dónde queda el espacio para el entendimiento?.
Al hablar con nuestros hijos nuestro lenguaje suele estar basado en el deber: “debes hacer los deberes”, “debes ordenar tu cuarto”. Esto a oídos de nuestros hijos se convierte en obligación.Todo tipo de mensaje recibido con obligación se suele responder con rebeldía o con resignación, ambas emociones que cierran espacio al entendimiento. Pero y ¿cuando decimos “NO”?
El NO es una declaración que crea realidad y cierra posibilidades. Cuando decimos “NO” siempre va de la mano del “SÍ”. Por ejemplo,la frase “No quiero que tengas malas notas” es complementaria a “Sí quiero que apruebes el curso”. Tenemos que tener en cuenta a que cuando decimos “No”, a qué estamos diciendo “Sí”.
Por ejemplo, mi hijo va a salir con sus amigos a los cuales no conozco bien, sin embargo, por su aspecto (juicio sin fundamentar) no me gustan. Mi conversación con mi hijo es “No quiero que salgas con esos amigos, tienen muy mala pinta y no me gustan mucho”. Por nuestra parte estamos diciendo “Sí” probablemente al desconocimiento, al miedo, al control. Esto lo tenemos que tener muy en cuenta ya que realmente no estamos mostrando cual es nuestra necesidad y nuestro hijo no será consciente de lo que realmente le queremos decir.
Si tomamos consciencia de esto seguramente que nuestras conversaciones con ellos serán mas abiertas al entendimiento.
Hay veces que el precio de decir “No” es muy alto. Sin embargo, ¿estamos dispuestos a pagarlo?
Cada vez que consideramos que debemos decir “no” y no lo hacemos, comprometemos nuestra dignidad. Cada vez que decimos “No” y no se nos escucha, o no se nos hace caso, podemos considerar que no se nos ha respetado.
Esto es muy importante a la hora de crear ese deseado clima de confianza con nuestros hijos y tenemos que tener claro que muchas veces el decir “No” puede marcar el camino a esa perfectacombinación de confianza y respeto mutuo.
Hay muchas formas de decir “No” que no nos comprometen a la negación. Principalmente si nuestra conversación va enfocada a hacer una petición desde el interior de nuestra necesidad, mostrando nuestras emociones y exponiendo lo que sentimos.