La sensación de soledad que sufrimos, cuando pensamos que necesitamos ser la prioridad de otros.

Hace unos días, alguien importante en mi vida, publico en una red social una fotografía con una cita, la cual me hizo pensar que pasamos mucho prestando atención a cosas que realmente no nos paramos a pensar.

Y como soy yo, no pude evitar hacer un comentario, y prometer que extendería mi comentario en un articulo de opinión que aquí os dejo a continuación.

La cita decía literalmente: “ Nadie está demasiado ocupado. Simplemente no eres prioridad”. Y al verlo y leerlo, me di cuenta que yo he tenido esa creencia (para mi) limitante mucho tiempo. De echo, aún tengo que cuestionármela muchas veces ya que la tuve muy incrustada en mis pensamientos.

Mi respuesta fue: “Siempre se es prioridad para alguien. Porque tu prioridad tienes que ser tú: El problema, es que nos emperramos en querer ser la prioridad de alguien en particular” 

¿Qué significa esto?. Que inconscientemente lo primero que nos sale es poner el foco en todo menos en nosotros mismos. No nos damos espacio para querernos y para entender, que mi felicidad no puede depender de otros.

En un principio puede sonar incluso egoísta y es la que solemos aprender en una sociedad como la nuestra. 

Desde que somos adolescentes y progresamos para convertirnos en personas adultas, pasamos  por una serie de cambios y procesos que muchas veces nos cuesta hasta entender. 

Se desarrolla la parte cognitiva con la aparición de los pensamientos lógicos, el descubrimiento de nuevas capacidades para ver las cosas en términos relativos y abstractos, o la capacidad para aprender nuevos conocimientos.

Y como no, el cambio fisiológico hormonal donde el desarrollo tiene que ver mas con la aparición de la  moral y  la parte emocional donde comenzamos a sentirnos más vulnerables.

Cuando uno es adolescente, crea ese muro donde convertirse en adulto puede ser un camino de espinas. 

Sin darnos cuenta, vamos evolucionando hacia el futuro y en muchísimas ocasiones no nos paramos a reflexionar o a hacer un descanso para saber, hacia donde nos dirigimos.

De pronto, salimos de un mundo de protección, donde nos lo han proporcionado todo, hacia un destino que ni si quiera nosotros mismos conocemos. Y además, debemos de descubrir individualmente. Podemos llamarla “Etapa del terror”.

Por ello, una de las bases más importantes es aprender a controlar esos cambios, y gestionar nuestras propias emociones.

En ese momento de transito, entre lo que ya se ha vivido, dependencia de los adultos, a tener que enfrentarse a uno mismo suele llevar momentos de soledad interna.

Es donde comienzan algunos miedos como el miedo al rechazo, a la no aceptación como individuo, acompañado de frustración por no tener claro el futuro, o incluso miedo a salir de la zona de confort.

Entendemos la soledad como la ausencia de algo o de alguien.

Muchas veces, pensamos que no constituye un trastorno en sí misma, y que incluso puede formar parte de ese cambio. Sin embargo, es una etapa difícil de lidiar.

Y es aquí, donde nuestro cerebro egoísta, para no tener que molestarse mucho, comienza a echar balones fuera poniendo en foco en la dependencia de los demás. 

Donde nos paramos a hacernos dependientes de ser la prioridad de alguien. 

¿Y dónde tendríamos que dirigir nuestros pensamientos, para que nuestro cerebro nos haga sentir tranquilos?

Pues bajo mi opinión y punto de vista, en descubrir cuál son nuestras necesidades. 

Solemos pensar que las necesidades nos las deben cubrir los demás.

Se suele poner la atención, en que para conseguir algo nos lo deben proporcionar los demás (lo que solemos estar acostumbrados). 

Por lo tanto, es imprescindible reconocer cuál son nuestras necesidades y para ello debemos aprender a distinguirlas. 

Encontramos distintos tipos de necesidades. Según el humanista y psicólogo Abraham Maslow propuso en su “Teoría de las necesidades humanas”, existen diferentes tipos de necesidades.

Maslow engloba estas necesidades en 5 tipos:

  • Fisiológicas, que deben cubrir todo lo que engloba y garantiza nuestra supervivencia, tal como respirar, comer, dormir.
  • Seguridad, aquí se incluyen las necesidades que son necesarias para vivir pero una vez satisfechas las fisiológicas. Estas necesidades están relacionadas con el bienestar, orden, estabilidad o protección.
  • Afiliación, donde englobamos las necesidades humanas. Amar y sentirnos amados. Donde sentir que somos valorados. O incluso la necesidad de sentirnos integrados en grupos sociales. Aquí son muy importantes tanto los amigos como las familias.
  • Reconocimiento, esta necesidad sigue estando relacionada con nuestra parte social pero enfocada más con la estima y el respeto. Se favorece el fortalecimiento de la autoestima y reconocimiento de los logros personales. Debemos reconocer nuestros propios éxitos
  • Autorrealización, es la necesidad donde ponemos el foco una vez satisfechas las demás. Tiene que ver con lo que las personas desean llegar a ser. Estaría definido como nuestro “Para Que”

Este enfoque de Maslow nos ayuda a visualizar más fácilmente donde pueden comenzar los desequilibrios emocionales en momentos puntuales de nuestra vida

Las necesidades son universales y semejantes para todos los individuos.

El conflicto nos llega cuando pensamos que las necesidades necesitan ser cubiertas por otros.

Las necesidades son un hilo conductor en nuestra interacción con el entorno y eso nos lleva a esta confusión. Sin embargo, si las sabemos reconocer nos pueden ayudar a una mejor sensación de bienestar.

Un ejemplo: “Necesito que me escuches” Esto es una declaración de una necesidad enfocada en el otro, no en mi.

Sin embargo “Necesito decir algo” pone el foco en uno mismo y en buscar maneras de conseguirlo.

Esto puede parecer algo sencillo. No obstante, la mayoría de declaraciones que realizamos con respecto a nuestra relación con los demás, están enfocadas en algo que no nos corresponde a nosotros, si no a los demás.

Es decir, se trata más de decir “Necesito” y no en decir “Necesito que tu”

Hagamos el ejercicio de verbalizar nuestras necesidades, observando dónde estoy poniendo la atención para poder conseguirlas. 

Detectar esto puede ayudar mucho al desarrollo personal y la elevación de la autoestima.

«Nuestra prioridad somos nosotros mismos».

Un comentario en “La sensación de soledad que sufrimos, cuando pensamos que necesitamos ser la prioridad de otros.

  1. Grandioso!
    Aunque sea un entrenamiento para toda la vida; lograr priorizarse uno mismo nos traerá sintonía y, en consecuencia, paz interior. En definitiva, felicidad.

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